El boom del e-learning

De tendencia a realidad

A nivel mundial, el E-Learning ha demostrado ser una de las respuestas más contundentes a los desafíos de la nueva normalidad. Gracias a sus múltiples beneficios, lo que antes de la pandemia venía siendo una incipiente ola pronto escaló, creciendo a pasos de gigante hasta convertirse en un verdadero tsunami, que viene arrasando con el statu quo de las capacitaciones corporativas. El mercado global del e-learning supera hoy los US$ 100,000 millones, y las proyecciones indican que se triplicará para 2026. Solo en Latinoamérica, se estima que el E-Learning facturará más de US$ 3000 millones para 2023. A la fecha, Perú representa cerca del 10% de este mercado. ¿Cómo no subirse a semejante ola?

Visiblemente, el E-Learning se ha convertido en una de las mayores apuestas de los principales actores del tablero corporativo internacional. Gigantes que integran la prestigiosa Fortune 500, tales como Alphabet, PayPal, Mastercard, Verizon, Cisco, Walmart, JPMorgan y Bank of America, han realizado fortísimas inversiones en E-Learning, bajo la consigna de aggionar al colaborador frente a los desafíos del mañana. Inversiones, en definitiva, con un sólido retorno, tal y como lo demuestra el caso de IBM, que se estima habría logrado ahorrarse alrededor de $200 millones solo apostando por migrar a una muy bien lograda plataforma interna de aprendizaje online. No por nada 72% de las empresas en el mundo considera que el E-Learning constituye una auténtica ventaja competitiva.

Una inversión más que segura

En prácticamente todos los aspectos, el E-Learning aventaja a la formación tradicional con creces. Las empresas que usan esta modalidad de formación reconocen que, desde su implementación, dedican hasta 60% menos tiempo en capacitar a sus trabajadores y ahorran un 90% en consumo de energía. En términos de aprendizaje, los trabajadores evidencian un incremento del 60% en su retención del conocimiento, además de manifestarse 18% más satisfechos con la capacitación recibida. Simplificándolo, un colaborador promedio aprende cinco veces más con E-Learning, lo que se traduce en 26% más ingresos por persona capacitada. Sorprendente, ¿no es así?

El E-Learning nos garantiza un aprendizaje frappé: flexible, rentable, accesible, personalizado, perdurable y escalable. Facilita la vida tanto de las empresas como de sus beneficiarios. Y es que de eso se trata. En palabras de Elliot Masie, quien acuñó por vez primera el término E-Learning: “Debemos traer el aprendizaje a las personas, en lugar de traer a las personas el aprendizaje”. Y es que, en vez de aproximarnos al aprendizaje como un producto o servicio, hay que entenderlo como un proceso interminable. En tal sentido, el aprendizaje digital va más allá de lo online: es el resultado de una mentalidad inédita respecto del modo cómo aprendemos, así como del lugar que debe ocupar la formación a lo largo de nuestras vidas. Sin life-long learning¸ no existe el life-long employability. Y sin life-long employability, nuestro valor en el mercado queda sujeto al tiempo de vida que le quedan a nuestros conocimientos y habilidades… antes de desfasarse.

Desarrollando las skills del mañana

De acuerdo con las proyecciones del Foro Económico Mundial, 54% de trabajadores necesitará aprender nuevas habilidades a fin de mantenerse activos laboralmente en el próximo lustro. De este numeroso grupo, 1 de cada 4 tendrá que pasar por un reskilling total, mientras que al resto le bastará con un upskilling parcial, aunque igual de urgente. Entre las principales competencias a desarrollar, un reciente reporte de LinkedIn Learning destaca soft-skills como la creatividad, la colaboración, la adaptabilidad, la inteligencia emocional y la capacidad de persuasión; al mismo tiempo que hard-skills como inteligencia artificial, user experience, blockchain, cloud computing y data analytics.

En E-Learning, importa mucho el qué –los contenidos–, pero sobre todo el cómo. Precisamente porque su razón de ser es hacer más accesible el aprendizaje, esta modalidad está en constante reinvención, buscando nuevas formas y aliados para lograr su cometido. Solemos identificar E- Learning con las MOOC (Massive Online Open Courses), pero estas son solo su rostro más visible. Formatos como el B-Learning (Blended Learning) y el Micro-Learning (píldoras de aprendizaje de no más de 4 minutos de duración) han empezado a predominar, en respuesta a las necesidades emergentes de nuestro mundo híbrido. Tendencias como el G-Learning (Game Learning) suenan con fuerza, y el aprovechamiento de nuevas tecnologías como los wearables, la realidad virtual y la realidad aumentada abren un fascinante abanico de posibilidades para el aprendizaje digital.

Conclusión

El E-Learning es, a la vez, el presente y el futuro del aprendizaje corporativo. La digitalización del saber nos ofrece una accesibilidad, flexibilidad y efectividad nunca antes vista en el ámbito de la formación. Esta modalidad de enseñanza está rediseñando las reglas de juego y el modo cómo entendemos el propio aprendizaje. Invertir en E-Learning es una apuesta segura y necesaria para permanecer a la altura de los desafíos de la nueva normalidad, dotándonos de las competencias que necesitaremos en el corto y mediano plazo y garantizando nuestra empleabilidad en el largo y muy largo plazo.