Los 10 beneficios del coaching

Hace algunos años, poco sabíamos del coaching y sus bondades. Confundida a menudo con la psicología o el mentoring, esta disciplina logró hacerse un nombre en el mercado gracias a su efectividad para ejercer un impacto favorable sobre el desarrollo de las personas, tanto en el ámbito profesional como privado.

Los beneficios del coaching son numerosos. A continuación, enumeramos sus diez principales virtudes:

1. Mayor autoconocimiento.
Todo proceso de coaching empieza con un valioso tour guiado por las profundidades del propio yo. Lejos de perder el tiempo en divagaciones estériles, esta introspección tiene un claro propósito: detectar nuestras habilidades, potencialidades, fortalezas y talentos, a fin de desarrollarlas apropiadamente y obtener mejores resultados. De igual modo, un examen concienzudo también revela nuestras debilidades, puntos ciegos y oportunidades de mejora. Esta mirada crítica y holística es, de suyo, un valor agregado.

2. Mejores creencias.
Una minuciosa revisión personal revelará nuestras creencias limitantes, traducidas en conductas-parásito y hábitos disfuncionales que nos alejan del logro eficaz de nuestras metas. En este sentido, el coaching nos ayuda a librarnos de aquellos paradigmas y prejuicios que bloquean nuestra mente y frenan nuestro desarrollo personal y profesional. Además, nos permite plantear mejores preguntas, para así adoptar creencias más realistas, funcionales y objetivas, que creen para nosotros posibilidades de crecimiento.

3. Mayor crecimiento.
El coaching fomenta el descubrimiento de nuevas alternativas por parte del Para este propósito, ayuda a las personas a mejorar tanto la mentalidad como la metodología con que normalmente detectamos oportunidades y las valoramos. Contrario a lo que normalmente se dice, el coaching no se limita a explorar posibilidades: nos ayuda a diseñar un plan de acción adecuado a nuestros recursos y oportunidades, que nos permita soñar alto además de con los pies en la tierra, tanto en el ámbito privado como laboral.

4. Mejores resultados.
El coaching ayuda a las personas a establecer objetivos “SMART”, esto es, específicos, medibles, alcanzables, realistas y delimitados en el tiempo. En sencillo, ayuda a definir la manera concreta de alcanzar nuestras metas, a fin de lograr mejores resultados. El coaching ayuda a las personas a llegar más lejos, superando barreras y obstáculos propios del caminar a través de un renovado discurso que crea posibilidades en lugar de claudicarlas. Para este propósito, el coach ofrece soporte, guía, dirección y feedback en vivo y en directo.

5. Mejores decisiones.
El coaching nos ayuda a elegir mejor, tanto en decisiones espontáneas como a mediano y largo plazo. El coachee crece en libertad y aprende a hacerse responsable de sus pasos. Plenamente consciente de sus valores, motivaciones y horizontes personales, construye un proyecto de vida sólido y apasionante, que lleva adelante con protagonismo. El coachee aprende criterios y herramientas que le permiten estructurar su vida y gestionar mejor sus recursos, en concordancia con las metas y objetivos trazados con anterioridad.

6. Mejor productividad.
El coaching logra incrementar exponencialmente la productividad, el rendimiento y el compromiso de las personas, además de contribuir a una mejor gestión del tiempo. Al hacerlo, expande nuestras oportunidades de crecimiento tanto a nivel personal como profesional. Asimismo, también aumenta la productividad de los equipos de trabajo, permitiendo limar asperezas frecuentes y propiciar una ágil y estrecha cooperación entre los colaboradores.

7. Mejores hábitos.
El cambio de creencias se traduce en conductas renovadas, pero precisa también de buenos hábitos que perpetúen dichos comportamientos deseados en el tiempo. En este sentido, el coaching constituye un aporte clave en la generación, fortalecimiento y consolidación de hábitos tanto operativos como morales (a saber, competencias y virtudes), indispensables para un óptimo crecimiento personal y profesional. Así, el coach auspicia un sano empoderamiento y un correcto ejercicio de la libertad, en favor del bien común.

8. Mayor inteligencia emocional.
El coaching nos descubre el fascinante mundo de nuestras emociones, invitándonos a conectar con este tantas veces relegado ámbito de nuestro ser. A menudo somos analfabetos emocionales, sin que siquiera lo sepamos. Acompañados por un coach, aprendemos a descifrar nuestras motivaciones más profundas y a orientar nuestra vida en una dirección plenificadora. Al hacerlo, fortalecemos nuestra confianza y autoestima, al mismo tiempo que desarrollamos nuestras habilidades blandas y mejoramos así nuestras relaciones interpersonales.

9. Mayor bienestar.
El coaching contribuye a nuestro bienestar. Invertir en autoconocimiento, inteligencia emocional y relaciones interpersonales reduce nuestro índice de desmotivación, estrés e insatisfacción laboral, aumentando nuestra productividad y compromiso. Asimismo, el coaching nos permite alcanzar un mayor equilibrio vida/trabajo, ayudándonos a priorizar nuestra felicidad en todo cuanto hacemos, tanto en el ámbito privado como profesional.

10. Mejor cultura.
El coaching incrementa la efectividad de los equipos de trabajo y favorece la creación de un clima organizacional cálido, agradable y adecuado para el desarrollo personal y profesional. Asimismo, incide positivamente sobre la creación de una cultura corporativa centrada en la persona, donde los valores, conductas y procesos se encuentren alineados con un horizonte inspirador que aúne y potencie los esfuerzos de los colaboradores. Además de esto, el coaching auspicia la libertad personal y contribuye a una mejor adaptación de los individuos a las singularidades de entornos complejos y altamente cambiantes.

En suma, el coaching es un proceso de acompañamiento a través del cual logramos conocernos, cambiar y crecer. Al dialogar con un coach (profesional certificado y altamente calificado, que cuenta con las competencias y herramientas necesarias para el desarrollo de personas), las personas renovamos nuestros paradigmas mentales, exploramos nuestras potencialidades, aprendemos a optimizar nuestros recursos e incorporamos hábitos que nos permitan concretar, alcanzar y exceder los objetivos trazados tanto a nivel privado como profesional. En conclusión, invertir en coaching es hoy un impostergable. Los individuos y organizaciones que apuesten por esta disciplina encontrarán un valor diferencial, tanto a corto como mediano y largo plazo.